No es nostalgia. Es calidad atemporal.
Alejandro Sanz no está de vuelta, porque nunca se fue. Su voz es ese loop emocional que llevamos en repeat desde los 90s.
De “Corazón Partío” a himnos que te duelen bonito, regresa con un show que no solo se escucha… se siente.
Y sí, va a doler rico.